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Octubre 2010 : Copias en papel de "Conociendo el conocimiento" de George Siemens (Nodos Ele, 2010, 176 pp.)

¿Universidad distribuida? ¿universidad informal? ¿universidad?

Imagen de Felipe Fatarelli

Ya hemos hablado de la necesidad de abrir las aulas en las clases de lengua extranjera. De forma paralela creo que va creciendo ultimamente la necesidad de abrir las instituciones, para facilitar cursar programas académicos “on-demand” más flexibles y permeables.

Leo hoy en Weblogg-ed un interesantísimo post que me recuerda muchas de las discusiones que han tenido lugar en mi departamento en los últimos meses sobre el diseño del nuevo máster de formación de profesores y su homologación oficial. En dicho post Will Richardson fantasea sobre la posibilidad de una universidad distribuida en la que los alumnos puedan elaborar a la carta su programa de estudios eligiendo sin respetar las barreras de instituciones o programas académicos.

So, seriously, as Jeff asks, “Why should my son or daughter have to pick a single college and with it only the teachers and courses offered there?” In eight years when my daughter gets to this point (if I haven’t convinced her to travel the world and “find herself” first, or, if she hasn’t started her own business), I’m hoping she’ll be able to cobble together her own coursework from whatever the “best” options are at that point. And, as Jeff asks, why shouldn’t professors be able to pick their own students from among the best of the bunch, not just those from his or her institution?

La idea no me parece descabellada, teniendo en cuenta el potencial del e-learning bien entendido. Me doy cuenta en mis cursos de la universidad de lo enriquecedor que resulta para mí y para los estudiantes abrir puertas y ventanas a expertos e interesados “externos” a la institución. Yo me dedico a formar profesores de E/LE y a éstos les resulta interesante y motivador conversar con profesionales en ejercicio y con estudiantes de otras latitudes sobre lo que están estudiando. Invitar a un profesor de otra universidad o de otro instituto a un chat o a una presentación por videoconferencia no resulta ningún problema. Pero ¿y si la cosa fuera más allá? Richardson reflexiona sobre un horizonte más ambicioso en el que alumnos y profesores se seleccionen recíprocamente y con su emocionante narratividad el hipertexto me lleva a la fuente: un fascinante post de Jeff Jarvis en el que se puede leer:

So I think that education has a rude shocking coming unless it gets ahead of this change and figures out how to become less of an institution and more of a platform. I hear a lot of universities talking proudly these days about their going interdisciplinary within their own institutions — that is, enabling two departments to finally start working together offering courses. But that’s not nearly far enough; that’s like a media company talking about synergy. What they need to do instead is start thinking past their ivied walls to work with other universities and with networks of teachers and students, not to mention alumni who leave with knowledge and gain more knowledge they could and should share.

So what does the distributed university look like?

En mi opinión la respuesta a la pregunta de Jarvis tiene mucho que ver con el sentido común y se parece más a una comunidad de práctica que a una universidad. Pero, ¿cómo insertar las conversaciones, los procesos, el aprendizaje informal y los encuentros fortuitos que se dan en una comunidad en el corsé de tablas de créditos, convalidaciones y notas medias? Las universidades están trabajando ahora en eso con mayor o menor fortuna y hay que reconocer que es una tarea difícil.
Como profesora universitaria no tendría problemas en aceptar alumnos de otras universidades en mis cursos en línea y seguro que muchos otros colegas de otras universidades harían lo mismo. En definitiva ése es el objetivo de Bolonia y ahora puede hacerse sin salir de casa.
¿Lo entenderán en la oficina de convalidaciones?

Actualización: Merece la pena seguir la discusión en el blog de Richardson con comentarios tan sustanciosos como este de Harold Jarche:

If educational institutions were really in the learning business, they would embrace the internet and offer the context that is necessary for learners. Learning strategies are important, as noted by Joan, but not taught well. Perhaps the problem is that many professors profess instead of facilitating learning. Institutions can also maintain and expand their influence by taking seriously their role in accreditation (quality control). Does it really matter how or when the student learned something? Isn’t it more important to show competence? Maybe the future leaders in education will be those institutions who 1) help learners and 2) assure that competence has been achieved.

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3 Comments

  1. el blog de Lola says:

    Te digo yo que en la oficina de convalidaciones les queda mucho para entenderlo, que vengo de ahí.

  2. Elena says:

    Pues no, no creo que lo entiendan en la oficina de convalidaciones; al igual que todos estos rectores que se jactan en sus respaldarazos a Bolonia con su dinamización del profesorado y la innovación educativa no reconocen ningún esfuerzo del profesor que usa blogs, wikis, etc. Me parece un post fantástico, Victoria, gracias. Hace unas semanas un responsable de tecnología educativa de una universidad que se quiere montar por aquí me contaba la opción de obtener titulaciones de otras universidades que estén en el consorcio que se crearía alrededor de esa universidad. Pero eso tampoco es una universidad distribuida, sino lo que dicen Richardson and Javis. Sinceramente no creo que la mentalidad ante-diluviana y humboldtiana, recelosa y marisabidilla que se respira en tantos encantadores pasillos departamentales entienda una palabra de lo que estás hablando…o más bien se harán los tontos. Para empezar cómo van a aceptar que se entre en un sistema más competitivo de docencia, donde sean los alumnos quienes decidan qué cursos o contenidos valen, y qué profesores…y de diferentes universidades. Más que la universidad distribuida lo llamaría la universidad recombinante puesto que no deja de ser la filosofía del rip, mix and burn llevada a la OCA, no? Ay, no lo verán mis ojos.

  3. Emilio Quintana says:

    A mí del post de Victoria lo que menos me interesa es lo de la oficina de convalidaciones (no sabía ni que existían, suena a novela de Kafka) o la constatación de que la universidad es una institución en decadencia en ciertos países europeos.

    Siempre nos quedará la capacidad innovadora de ciertos países de tradición liberal, sobre todo EEUU y otros de tradición anglosajona, algunos de Asia e incluso de Europa Oriental. Que la universidad española (si alguna vez ha existido una universidad española desde el siglo XVI) o la universidad de tradición prusiana son recintos rancios, yo creo que a pocos les puede pillar de sorpresa.

    Y la verdad, entre Bolonia y el nuevo Tratado Europeo que están aprobando de tapadillo (no quieren que lo tumben otra vez en referendum) poco espacio van a dejar para la innovación libre. Pero es una historia vieja, solo hay que repasar la lista de premios nobel o el ránking de mejores universidades del mundo para constatar lo obvio.

    Lo que me gusta del post de Victoria es que no se queja, analiza una situación y defiende unos puntos de vista en medio de un entorno “hostil”. Como decía el otro, sin esperanza, con convencimiento.

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